Vollering recibe la herencia de Van Vleuten

Los mitos permanecen. El de Annemiek van Vleuten, emperatriz del ciclismo, la campeona de todo, continuará intacto en el memorándum del ciclismo. Competidora implacable, la neerlandesa apaga su estrella, imperecedera, a los 41 años. A pesar de la retirada, –su última carrera la disputó el 10 de septiembre– siempre brillará Van Vleuten, enorme su palmarés, majestuosa la heráldica de sus conquistas. Cerró el círculo virtuoso hace un mes, después de un curso donde se vistió de rosa otra vez. La cuarta corona del Giro, a la que sumó otra Vuelta a una vitrina descomunal que amasa 104 victorias. El pasado año se vistió de rosa, rojo y amarillo. También hizo suyo el Tour. Después se pintó de todos los colores, los del arcoíris, campeona del mundo en Australia. Sí, Van Vleuten miró el mundo desde la mejor atalaya. Con su adiós se pliega una era, la suya, en la que mostró un catálogo excepcional para imponerse en todo tipo de pruebas. La ciclista sin fin.

Van Vleuten amasó un palmarés extraordinario, pero fue su estilo, ofensivo, el que enganchó a muchos. “Todavía en el Mundial (en agosto, en Glasgow), la gente me agradecía mi manera de correr y me dice que lo echarán de menos. Escuchar eso es muy emocionante para mí. Puedo dejar este deporte con orgullo”, dijo. No era Van Vleuten una ciclista pegada al cálculo. Su modelo entroncaba con el de las aventureras. El romanticismo que empujaba a la exploradora en la búsqueda de las quimeras, de los retos que se antojan imposibles sobre la tabla de Excel. “No soy una soñadora, sólo busco objetivos y trato de conseguirlos”, le gustaba decir.

“Como decía Johan Cruyff, atacar es la mejor forma de defenderse”. Fiel a libro de estilo, Van Vleuten competía contra si misma. Ella elegía el destino, su camino hacia el éxito. Así acumuló laureles en las clásicas, vueltas y demás carreras. Un paso por delante del resto. Agarró el manillar para sanar una lesión de rodilla que le obligó a dejar el fútbol. Abandonada la pena y atemperado el dolor, Van Vleuten construyó un imperio.

Su legado, descomunal, lo recogerá Demi Vollering, otra extraordinaria competidora, la mejor ciclista de la actualidad. Vollering se despidió así de Van Vleuten. “Adiós a una campeona y también a mi mayor rival de los últimos 2 años. Gracias Annemiek Van Vleuten por todas las batallas agradables (también las no agradables). Menuda carrera ha tenido. Annemiek, has ganado muchos títulos importantes y has inspirado a mucha gente con tu forma de hacer y de implicarte en el deporte”, expuso. Neerlandesa como su rival, Vollering se impuso en el Tour femenino y apiló 17 victorias en la presente campaña para las 29 que suma en su andadura

Vollering, a poco más de un mes de cumplir los 27, es una formidable ciclista que barre todos los frentes. Es la sucesora natural de la genial Van Vleuten. El dominio en las clásicas y en las vueltas le sitúan un peldaño por encima del resto. De hecho, regaló la Itzulia Women que manejó a su antojo a su compañera Marlen Reusser. Un gesto semejante sólo es posible desde la superioridad y desde la magnanimidad. Vollering ha completado un curso prodigioso. Campeona de la Amstel, de la Lieja, de la Flecha Valona, de la Strade Bianche o de A Través de Flandes, Vollering recibe la herencia de Van Vleuten en un ecosistema, el del ciclismo femenino, que cada vez cuenta con mayor proyección y presencia. Euskal Herria cuenta con tres formaciones: Bizkaia-Durango, Sopela Women’s Team y el Laboral Kutxa, que pretende acceder al World Tour femenino, el nuevo reino de Vollering, heredera de Van Vleuten.