Su nombre es sinónimo de supermodelo, y de hecho ella formó parte, junto con las también supermodelos Christy Turlington, Claudia Schiffer, Cindy Crawford y Naomi Campbell, de una generación irrepetible de top models. Ellas fueron el rostro de la moda a finales de los años ‘80 y principios de los años ‘90. Pero aquello pasó y todas han sabido gestionar con maestría sus patrimonios y engordarlos con soltura cada vez que han hecho una incursión en el mundo de la moda. Momentos escogidos escrupulosamente y que son anhelados por un gran público que las mira siempre con nostalgia.
Dentro de ese grupo estaba ella, Linda Evangelista, que después de ocho años sin apenas dejarse fotografiar y sin pisar una pasarela, vuelve al mundo de la moda y protagoniza la portada de la edición británica de Vogue en el mes de septiembre, el más importante del año para las publicaciones del sector.
Ella, que a mediados de los noventa fue una de las tops más importantes del mundo, vuelve a posar para una revista después de atravesar un verdadero calvario a causa de un tratamiento estético que le provocó una deformación física, y en consecuencia una honda depresión.
Vogue, consciente de la importancia de la portada, no ha escatimado en recursos: ha contado con los servicios del prestigioso fotógrafo Steven Meisel y ha sido entrevistada por la subdirectora de la publicación, Sarah Harris. Tras unos años muy duros por la intervención estética que la alejó completamente del sector que la vio triunfar en los años 80 y 90, la modelo de hoy 57 años se dejaba de nuevo retratar. Desde la propia publicación han asegurado que habían intentado en más ocasiones trabajar con ella y darle una portada desde 2017, y que la han llamado en multitud de ocasiones, pero ella se negaba. “Mi gran sueño siempre fue ser portada de Vogue y ha vuelto a ocurrir. He trabajado con el mejor equipo del mundo. El sueño ha vuelto a hacerse realidad”, cuenta la modelo en un vídeo que ha publicado la revista en su red social. De momento se conocen solo media docena de fotos de la sesión y en todas ellas Evangelista aparece completamente tapada y solo deja ver su rostro, vistiendo sombreros y pañuelos. Sin duda una imágenes muy alejadas de las que estábamos acostumbrados a ver de quien fuera tan grande.
Una lipoescultura fallida
¿Y cuál es el motivo de que no se muestren más partes de su cuerpo? Pues ella misma ha contado en diferentes entrevistas que el tratamiento al que se sometió, una lipoescultura, le deformó el cuerpo, también parte del cuello y el rostro, y que aunque se sometió a cirugías estéticas posteriores ha tenido que llevar fajas de compresión. Ha relatado que ha vivido un calvario y todavía, cuenta, no puede mirarse al espejo ni soporta que nadie la toque.
Hace ahora justo un mes logró cerrar un acuerdo con la empresa que le hizo la lipoescultura fallida por 50 millones de dólares por el daño causado, tanto físico como mental. “Ya no podía seguir viviendo con ese dolor. Sabía que tenía que hacer un cambio, y el único cambio era contar mi verdad”, relata.
Narra que cuando se sometió a la intervención en 2016 no imaginaba ni de lejos las consecuencias. “Si hubiera sabido que los efectos secundarios podrían incluir perder las ganas de vivir, y que acabaría tan deprimida que me odiaría... No, no habría asumido ese riesgo”, cuenta con los ojos llenos de lágrimas.
Tras el tratamiento, ha probado dos liposucciones, y explica para Vogue que tiene incisiones por todo el cuerpo: “Tengo puntos, he llevado vendas de compresión en la barbilla, he tenido el cuerpo vendado, apretado durante ocho semanas... pero nada ha ayudado”. Incluso dejó de comer, bebiendo solo agua o “comiendo una rama de apio o una manzana. Me iba a volver loca”.
Una cura que continúa
Después de ocho años psicológicamente hundida (las fotos que trascendieron de ella en los medios de comunicación no ayudaron) Linda asegura que sigue intentado curarse, pero tiene clarísimo que va a ser un camino largo. Aún así, está agradecida a sus amigos de la industria de la moda por su apoyo. “Echo de menos mi trabajo, muchísimo, pero honestamente, ¿qué puedo hacer? No va a ser fácil”.
Puede que no sea sencillo, pero está claro que el nombre de Linda Evangelista es mucho nombre, y en los últimos meses ha protagonizado una campaña para Fendi, y ahora la portada para Vogue. “No vais a verme en bañador, eso está claro. Será difícil encontrar trabajo con esas protusiones en mi cuerpo sin retocar, o meterme dentro de cosas, o tapándome, o comprimiéndome, o haciendo trampas...”. De hecho, la maquilladora de la sesión, Pat McGrath usó cinta adhesiva para maquillar la cara de la modelo. “Esa no es mi mandíbula ni es mi cuello en la vida real. No puedo caminar con cinta adhesiva y elásticos en todas partes”, afirma Linda Evangelista, quien, cuando era una de las grandes supermodelos de los 90 aseguró que no se levantaba de la cama por menos de 10.000 dólares.
The big six y the trinity
La era noventera fue la de las supermodelos. A seis de ellas las apodaban The Big Six: Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Linda Evangelista, Naomi Campbell, Kate Moss y Christy Turlington. Por su parte, The Trinity estaba formado por Linda, Naomi y Christy, y se denominaron así porque eran las más demandadas de la industria, de las cámaras y bueno, de todos.
Ella misma declaró recientemente que le encantaba desfilar y estar en la pasarela. Teñida de platino, protagonizó el videoclip Freedom! 90 de George Michael en el año 90, algo que sucedía a la par de convertirse en una fija en los desfiles noventeros de los grandes (Valentino, Chanel, Versace...). Sus cambios de pelo la llevaron a su apodo: El Camaleón.