nOVAK Djokovic no oculta su objetivo antes de arrancar hoy, como es preceptivo en la Pista Central, su participación en Wimbledon ante el joven local Jack Draper: "Espero saber en dos semanas qué se siente al tener veinte Grand Slams". El torneo londinense regresa tras un año de parón por la pandemia, con una burbuja para los jugadores y las jugadoras y restricciones de público salvo en las finales, pero el serbio ya ha demostrado que todo eso no le afecta. Ganador de los dos grandes disputados este año y de cuatro de las últimas seis ediciones de Wimbledon, Djokovic no quiere pasar una sola oportunidad de empatar con sus dos rivales del Big Three. Y no solo eso, su espíritu competitivo, su extrema ambición, le llevan a desear el Golden Grand Slam, los cuatro grandes y el oro olímpico, más aún cuando Rafa Nadal no estará presente en Londres y Tokio y el estado físico de Roger Federer es una incógnita.
Que el suizo perdiera en Halle, su torneo favorito de preparación en hierba, no augura nada bueno para un jugador que apenas ha jugado ocho partidos este año. "Si puedo coger ritmo, meterme en la segunda semana, que es el objetivo ahora mismo, puedo hacerme más fuerte con cada partido que pase. Creo que es muy posible", asegura Federer, que puso todas sus esperanzas tras regresar de las lesiones de rodilla en este torneo porque sabe que, a punto de cumplir los 40 años, puede ser su última oportunidad.
El helvético y Djokovic solo podrían cruzarse en la final, pero en esta ocasión el número 1 de mundo parte como gran favorito. Porque tampoco está Dominic Thiem y a todos los demás les tiene comida la moral. Andrei Rublev y Stefanos Tsitsipas aparecen como las principales amenazas por la mitad del cuadro del de Belgrado. Por la otra están Daniil Medvedev, que llega tras ganar en Mallorca, y Alexander Zverev, además de Federer. "Los jóvenes estamos aquí para tratar de parar a Djokovic", anuncia Tsitsipas, que estuvo muy cerca de hacerlo en Roland Garros. "Ganar en París me quitó mucha energía física y mental, pero también me cargó de gran confianza y me subió en una ola en la que quiero seguir", advierte el serbio.
La curiosidad de este Wimbledon es que por primera vez en la historia un jugador chino alcanza el cuadro final del torneo: Zhinzhen Zhang, de 24 años y 178 del mundo.
serena busca el 24
En el torneo femenino, nadie se atreve a pronosticar nada después de lo ocurrido en París. También son importantes las ausencias ya que faltarán Simona Halep, la última campeona, y Naomi Osaka, que sigue batallando con sus fantasmas internos y piensa, sobre todo, en Tokio. A la nómina de aspirantes hay que unir a Angelique Kerber y Jelena Ostapanko, dos ganadoras de Grand Slam que han roto una larga sequía en la semana previa. Y, como en el cuadro masculino, el tenis mira a Serena Williams, que desde hace tres años persigue sin éxito su 24º grande y cada vez parece más lejos de ello. La estadounidense ya no hace planes a largo plazo, aunque ayer confirmó que tampoco estará en los Juegos Olímpicos, sin querer extenderse en explicar sus razones.
En cuanto a Garbiñe Muguruza, hay que tenerla en cuenta por su condición de campeona en 2017. Ella espera dejar atrás los problemas físicos que le vienen afectando desde el inicio de la gira de tierra batida y ofrecer un buen nivel, como ocurrió en Berlín antes de caer en cuartos de final ante Alizé Cornet. La trayectoria de la vasco-venezolana en Wimbledon es curiosa: esta será su octava participación y acumula dos finales y cinco eliminaciones sin pasar de la segunda ronda. La de Caracas debuta hoy a las doce contra la francesa Fiona Ferro en el primer paso de un cuadro complicado, pero que le puede permitir coger sensaciones poco a poco.
Este Wimbledon será especial también para Carla Suárez porque será el último. Y el sorteo ha querido que la canaria se enfrente en primera ronda a la australiana Ashleigh Barty, la número 1 del mundo.
Djokovic tiene una gran oportunidad, aunque Federer confía en ir a más y los jóvenes esperan "tratar de frenar" al serbio
Halep y Osaka son las grandes bajas en el torneo femenino, al que Muguruza llega con ganas de dejar atrás sus problemas físicos