El ultraderechista neerlandés Geert Wilders consideró "injusto" y "anticonstitucional" no tener suficiente apoyo para ser primer ministro de Países Bajos, a pesar de haber ganado las elecciones generales de noviembre, pero prometió buscar un acuerdo de coalición con la derecha en la que su partido aún "logre mucho" para sus votantes.
"Imagínese si (el liberal Mark) Rutte hubiera ganado las elecciones y hubiera dicho: 'Dejen que alguien más se convierta en primer ministro', realmente no creo que sea como debería ser en una democracia", señaló Wilders en una breve declaración a la prensa antes de entrar a su última reunión en esta fase de tanteo con los otros tres partidos de centroderecha.
Desde que ganó las elecciones generales el pasado 22 de noviembre, logrando 37 de los 150 escaños del Parlamento neerlandés, Wilders ha estado tratando de convencer a la liberal de derechas Dilan YeYilgöz (VVD), el democristiano Pieter Omtzigt (NSC) y Caroline van der Plas, líder del partido de los granjeros BBB, para formar gobierno con él al frente.
Sin embargo, a principios de febrero quedó claro que estos cuatro partidos no tenían una base suficiente como para formar un gabinete de coalición con una mayoría parlamentaria, en especial por el rechazo de Omtzigt al programa electoral de Wilders, por lo que los cuatro líderes iniciaron una nueva fase de diálogo para buscar fórmulas alternativas.
Una nueva propuesta
El exsenador socialdemócrata Kim Putters, que ha sido el encargado de supervisar el diálogo durante estas semanas, entregó este jueves un informe al Parlamento con sus conclusiones, y la Cámara convocará un debate para la próxima semana sobre su contenido.
El gabinete que está ahora sobre la mesa es lo que Putters llama "un gabinete de programa" o "una especie de gobierno extraparlamentario", según se lee en el informe.
Se trata de un Ejecutivo que tendría lazos menos rígidos con los partidos, en comparación con una coalición convencional con apoyo mayoritario, y estos partidos proveerán el 50 % de ministros desde sus propias filas, mientras que la otra mitad serán más tecnócratas, elegidos en base a su experiencia y sin estar sujetos a disciplina partidista.
"Por mucho que duela y por incorrecto que sea desde el punto de vista constitucional", afirmó Wilders, confirmando que tratará de negociar un gabinete de derechas con la extrema derecha como socio mayoritario, y con un primer ministro que no sea tampoco ni YeYilgöz, ni Omtzigt, ni Van der Plas, y en el que su Partido por la Libertad (PVV) aún "logrará mucho para Países Bajos y para sus votantes".
Se espera que el acuerdo de coalición que alcancen sea más conciso y corto, y servirá como una guía sobre temas clave.
Esos asuntos, según Putteres, son la crisis de emisiones de nitrógeno (lo que incluye al sector agrícola, la pesca y la seguridad alimentaria), el poder adquisitivo, la vivienda pública, la confianza en el gobierno, la seguridad, las finanzas, el Estado de derecho y el clima internacional y de negocios.
El acuerdo de gobierno será una "guía" y dejará en manos de los ministros la implementación, lo que podrá acortar la siguiente etapa, que sí entrará en la fase de negociaciones.
La presión sobre este diálogo aumentó después de que el nombre de Rutte, primer ministro en funciones, empezara a sonar fuerte como posible secretario general de la OTAN, lo que, según medios neerlandeses, podría incluso decidirse en abril.
La eventual salida de Rutte llevaría a Países Bajos a una situación sin precedentes, en la que habría que elegir otro primer ministro interino hasta que los ganadores de las elecciones lleguen a acuerdos.