Apenas tres semanas después de ser cesado como entrenador del Cirbonero, Xabi Mata hace balance de un proyecto con el que consiguió el histórico ascenso a Segunda RFEF, el título de Tercera y la clasificación a la Copa del Rey por segunda vez en la historia del club.
¿Cómo está?
–Bien. Pasados unos días asumes la realidad y lo primero es estar agradecido a la persona que pensó en mí para entrenar al Cirbonero, extendiéndolo después a todo el club. Luego, orgulloso y satisfecho del trabajo realizado durante estos quince o dieciséis meses en el equipo. Al final, el año pasado se consiguió un campeonato y un ascenso que fueron históricos, además de la clasificación para la Copa del Rey y, más allá de los números y estadísticas, que son muy buenos, el cómo se consigue haciendo muy buen fútbol y por el comportamiento, que yo le doy importancia al juego limpio. Por otro lado siento tristeza, porque se haya acabado tan pronto el proyecto en Segunda RFEF, pero a su vez estoy contento por trabajar sin descanso de cara a la planificación de la temporada, a la preparación de la plantilla y la verdad que estoy satisfecho con el desarrollo que llevaba la adaptación del equipo a la categoría. Siento que he intentado transmitir a los jugadores la dificultad de esta categoría, la complejidad que tiene y cómo hay que competir en ella. Por último, haciendo autocrítica. Esto es un aprendizaje continuo. Hay que mejorar cosas, hay que intentar cometer menos errores y potenciar todo lo bueno.
¿Qué hace Xabi Mata ahora?
–Desconectar un poco del fútbol, dedicar más tiempo a la familia y preparándome para lo siguiente que pueda venir.
Cómo ha cambiado la película a hace un año...
–Estoy contento de lo que ha cambiado el equipo desde que lo cogí yo a final de junio del año pasado, seguían 7 jugadores. Se confeccionó una plantilla que trabajó muy bien desde el principio y creo que se realizó una muy buena temporada redondeándola con el campeonato y el ascenso. Era un equipo que había que ensamblarlo y ahora está en una categoría más, bien trabajado, y a la vista está que está en una buena posición, me alegro por estas dos victorias en los tres partidos tras el cese. Pero no nos podemos quedar atrás ni mirar al pasado. Ahora miro al futuro de cara a nuevos retos.
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¿Qué ha cambiado usted en este tiempo?
–Cuando empecé en el Cirbonero estaba en un momento muy duro, justo acababa de fallecer mi aita y estaba en un momento muy bajo. Me vino muy bien afrontar este reto, donde tenía la ilusión de hacer un equipo fuerte para intentar conseguir lo que se logró, que era difícil. En cuanto a mí, he cogido mucha experiencia y he podido hacer cosas con el equipo diferentes a lo que podía haber hecho en equipos anteriores, tengo un aprendizaje brutal por estar en un entorno diferente. Me ha servido para darme cuenta de las fortalezas que tengo y veo oportunidades de mejora de los errores cometidos.
¿Cómo fue el momento del cese?
–Fue el 3 de octubre, cuando bajé a entrenar. El presidente me comunica el cese en la oficina. La conversación es corta y el momento no es fácil de llevar, porque te vuelves a Pamplona solo en el coche pensando en lo que ha ocurrido. Son cosas del fútbol y al final la directiva tiene la libertad de contratar y cesar entrenadores, en este caso me ha ocurrido a mí y hay que asumir la situación, mirar hacia delante y está claro que hay aspectos a mejorar, por cómo fue la situación. Al final el tiempo cura todo y pone a cada uno en su lugar.
¿A qué se lo achacaron?
–A mí lo que me transmitieron es una pérdida de confianza desde la directiva.
¿Se lo imaginaba?
–No, no bajé pensando en que me podían cesar. Le doy mucha importancia a lo deportivo y el equipo iba ensamblando cosas, pero llegas a la conclusión de que no te puede sorprender. Yo tomo decisiones en cuanto al equipo y ellos en cuanto al entrenador. Hay que aceptarlo.
¿Se siente decepcionado?
–Sí y no, porque como entrenador yo tengo una ilusión de seguir progresando, y una de las partes es entrenar en mejores categorías y además es dando continuidad a un proyecto iniciado por mi. Esperaba hacer una buena temporada para ponerme a prueba. Pero más que decepcionado, es tristeza por no poder llevar a cabo el proyecto hasta mayo. Siempre he trabajado para mejorar el equipo y el club.
¿Que se queda de esta etapa?
–Muchísimas cosas. Me quedo con dirigir un club potente en Navarra, entrenar a jugadores nuevos que no había tenido en etapas anteriores. Me quedo con un lugar de ambiente de fútbol, con haber probado cosas nuevas en cuanto a estructuras, en cuanto a idea de juego, en ver un vestuario abierto a todas esas posibilidades, que ha dado el callo en todo momento. Al final, es una experiencia muy positiva en casi todo.
A raíz del cese se ha dicho que usted tiene un problema de gestión de vestuario. ¿Qué opinión le genera?
–Las opiniones son libres, habrá de todo. Yo estoy analizando mi labor. Es importante mejorar en este aspecto, más si cabe sabiendo que cada vez es más complicada esta gestión. Más que la gestión, es afrontar de la mejor manera posible situaciones que surgen y hacerlo en el momento adecuado. La relación con los jugadores es buena, y así me lo transmiten tras el cese también. Es parte del aprendizaje de cada persona.
¿Qué le depara el futuro?
–La verdad que no lo sé. Lo primero, me gustaría desear mucha suerte al club, al equipo y a Sergio, que ha peleado mucho por el club siempre, y ahora lo va a dirigir en una categoría superior. Por mi parte, está temporada hay que mirar las normativas. Estoy abierto a liderar un proyecto nuevo o entrar en otro tipo de estructuras en cuanto se pueda. Ahora mismo, abierto a colaborar con algún club, si surge una buena oportunidad.