Y ahora el campeón de la Euroliga para que Baskonia salga de la crisis de resultados

Trece jornadas restan para que la regular de la Euroliga toque a su fin, y quedando a cuatro partidos del play-in y también del play-off, pensar en ellos es ahora mismo una quimera, una simple ilusión para Baskonia. El largo plazo no existe. El horizonte solo llega hasta el siguiente partido, en el que romper tan pésima racha de resultados. Y el siguiente es esta noche (20.30 horas) con el Panathinaikos rindiendo visita al Buesa Arena.

Las tres últimas citas se han saldado con derrota, y estas han sido siete en los últimos diez encuentros uniendo Europa y la competición doméstica, en la que este domingo se van a intentar apurar las escasa posibilidades de acceso a la Copa del Rey. No estar en ella por segundo año consecutivo sería un palo muy gordo, pero no menos que no acabar con esta sangría a la que el personal no está nada acostumbrado en Gasteiz.

Como Doctor Jekyll y Mister Hyde. Este equipo es capaz de todo. De caer ridiculizado en Girona a, unas pocas horas después, desplegar, aunque de bien poco sirviera, todo su catálogo de virtudes ante el club que ahora mismo domina el continente.

Haber caído ante Olympiacos tampoco ha de significar un lastre mental como para no enfocar con aires optimistas el futuro pese a que estén viniendo tan mal dadas en los últimos tiempos. No hay más que comprobar lo de anoche en el WiZink Center. También es cierto que el Madrid está como está, para no echar cohetes e incluso para no meterse en la pugna tras la liga regular. Los pecados cometidos vienen de atrás y de otros partidos que han tenido una película distinta a la esperada. Por el fondo, pero, sobre todo, por las formas. Y el martes sí se vio el verdadero carácter Baskonia, aunque no diera para ganar.

Mover el balón y defender, para que no exista intercambio de canastas e ir a muchos puntos el marcador. Lo tiene claro Pablo Laso. Por estas dos variables han de pasar las posibilidades por dar cuenta del vigente campeón del torneo, que había encadenado cinco triunfos hasta la derrota del martes en el Palau ante el necesitado Barça. Ahora es segundo empatado con Fenerbahçe, Mónaco y París, y está todo tan comprimido que quedarse fuera no está tan lejos.

La escuadra que entrena Ergin Ataman, que pasó por encima de los azulgranas el 19 de diciembre pasado en el Oaka (104-69), no quiere perder la estela del liderato de su vecino y eterno rival. El histriónico técnico turco, que acusó a los culés de practicar rugby para derrotarle, cuenta con un excepcional plantilla. Juancho Hernangómez, Mitoglou, Osman, Sloukas… y Kendrick Nunn, la gran sensación de esta edición de la competición. Con la actitud y la aptitud mostradas ante el otro enemigo griego, y el incondicional apoyo de la grada, todo es posible ante el trasatlántico ateniense, que ya cediera 75-73 en su anterior presencia en Zurbano. Cuestión de fe.