Vida y estilo

Y Camila le hizo la cobra

Todos le decían que no fuera, que no acudiera vestido de luto a Buckingham Palace, pero ese orgullo de rey reemplazado le volvió a jugar una mala pasada. De hecho, aún resuenan por los pasillos de palacio los enojados pasos del emérito Juan Carlos. Un mon
El emérito Juan Carlos I, saludando a la reina consorte británica.

Una de las noches más interesantes de mi vida, y quien les escribe estas líneas ya peina algunas canas, fue aquella en la que compartí mantel y mesa con la maravillosa Pilar Eyre en un confortabilísimo hotel de Madrid. La conocida periodista y escritora había acudido a Sálvame para informar sobre las polémicas que azotaban entonces (2021) a la monarquía española, y servidor, en calidad de experto en Comunicación, también había pisado como colaborador el mismo plató telecinquero. El destino hizo que ambos coincidiéramos en el mismo hotel, y a la hora de bajar a cenar, ella me vio comiendo en soledad y no dudó ni dos segundos en invitarme a su mesa para compartir velada. Fueron dos horas excepcionales. Yo me dediqué a escuchar y ella a hablar. Porque Pilar, con esa gratitud que solo practican las grandes, rompió de inmediato la distancia entre desconocidos y no dudó en contarme múltiples historias (algunas inconfesables). Pero todas ellas verdad. Y así me lo ha demostrado el paso del tiempo.

Por ello su autoridad es máxima cuando analiza algo que hasta ahora no había trascendido: las curiosidades y entresijos de la recepción oficial que el nuevo rey del Reino Unido, Carlos III, ofreció el domingo 18 de septiembre para presentarse ante más de 500 personalidades de todo el mundo: casas reales, jefes de Estado, diplomáticos, militares, aristócratas... Todo ello ante un monarca emérito, Juan Carlos I, que según la periodista catalana fue totalmente ninguneado por la mayor parte de los asistentes en los grandes salones de la monarquía más poderosa del mundo: el azul, el verde, la sala de música y la galería de pinturas de Buckingham Palace. Por cierto, ni una foto oficial con su hijo Felipe VI, ni con la todopoderosa Letizia.

Afirma Pilar Eyre, de hecho, que la tensión se mascaba en el ambiente. Que Juan Carlos “intentó dar dos calurosos besos a Camila, pero ella (consciente de la trascendencia del gesto) se resistió apoyando las manos en su pecho”. Como esa inmortal cobra que le hizo Bisbal a Chenoa en el concierto reencuentro de OT. Un meditado distanciamiento que también practicó el monarca Carlos III para con el emérito, pues según han confirmado las malas lenguas, “le dejó con la palabra en la boca”. “Me cuentan que Juan Carlos daba entre pena y vergüenza ajena. Se le notaba enfadado y tuvo un gesto brusco hacia doña Sofía, quien parecía tratar de consolarlo”, detallaba esta misma semana Eyre en su cautivadora crónica de Lecturas. Un texto que confirma que Juan Carlos I, a pesar de sus pretensiones, ya no sigue siendo el rey.

11/10/2022