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Y los ultras siguen creciendo

Marine Le Pen junto a Jordan Bardella.
Marine Le Pen junto a Jordan Bardella. / EFE

No acabamos de decidir si la cogemos llorona por el nuevo zarpazo de la ultraderecha o si tirar del consuelo facilón que se resume en lo que ayer leí en varios editoriales voluntaristas: “Todavía se mantiene la mayoría que cree en el proyecto europeo”.

Algunos, incluso, optan por ponerse gallitos y anunciar que sus representantes serán el dique de contención del fascismo. Son los mismos, curiosa o no tan curiosamente, que han hecho campaña enarbolando la bandera de la alerta antifascista. No les entra en la cabeza que cada vez que declaran la emergencia contra la extrema derecha, los ultramontanos crecen y se multiplican.

Si algo ha quedado claro una vez más es que al populismo extremo de derechas no se le combate a base de proclamillas de a duro que solo son de consumo para quienes las airean. A los votantes consolidados y posibles de las fuerzas cavernarias no solo no les van a hacer cambiar de idea, sino que probablemente les servirán de acicate para mantenerse en su decisión.

¿Son todos fachas?

Quizá sea ahí donde tenemos que mirar si pretendemos hacer un diagnóstico que nos sirva para aplicar un tratamiento medianamente eficaz. Y digo medianamente, porque creo que la enfermedad está tan extendida que a todo lo que podemos aspirar es a frenar su avance.

Hasta la fecha, además de los lemas resultones que mencionaba antes, todo lo que hemos hecho es acogernos a las explicaciones tan simplonas como la propia pseudoideología que pretendemos neutralizar. No podemos zanjarlo todo culpando a la difusión de bulos y despreciando como racistas insolidarios sin cerebro ni corazón a quienes respaldan esas opciones.

No niego que muchos, empezando por los dirigentes de esos partidos, responden a semejante perfil. Pero la masa que acaba inclinando la balanza está compuesta por hombres y mujeres que podrían decantarse por opciones progresistas de distinto signo.

Ayer mismo, las ediciones digitales de algunas de las cabeceras más zurdas (curioso que se haya recuperado el término) contaban que los grandes caladeros de votos del tal Alvise eran municipios con más de un 19% de paro. Hay que seguir indagando por ahí.

2024-06-12T06:50:03+02:00
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