Llegar a la última jornada sin tener la clasificación europea atada, no depender tampoco de uno mismo para acabar en esa séptima posición que daba acceso a la Conference League y, para colmo, tener que ganar en el Santiago Bernabéu mientras se aguardaba un pinchazo de Osasuna, que recibió en su campo al Girona, eran demasiados ingredientes para una sola mezcla. Y claro, no se dieron las carambolas suficientes. El cóctel se le atragantó a la tropa de Ernesto Valverde, que puso mucho de su parte para ganar y buscar el milagro que nunca llegó.
El Real Madrid, que en muchos momentos pareció estar de vacaciones, pese a que se respiraba ambiente festivo en el entorno por aquello de las despedidas de Karim Benzema y Marco Asensio, entre otros, empató desde los once metros en la portería en la que un buen puñado de minutos antes Mikel Vesga se topó con la inspiración de Thibaut Courtois, que quiere ganarse por méritos propios un hueco en el podio de los mejores porteros de la historia. Y con Osasuna ganando por dos goles a cero, todo estaba finiquitado.
Por sexta temporada consecutiva, que se dice pronto, en la que es ya la peor racha en la historia del club desde que se crearon la competiciones europeas, el Athletic no paseará su nombre por el Viejo Continente. Eso sí, durante tres minutos, los que fueron entre el gol de Oihan Sancet y el primero de los dos que anotó Ante Budimir en El Sadar, el Athletic estuvo virtualmente clasificado para disputar la Conference. Fue efímero, demasiado. Ya se sabe que la alegría en casa del pobre dura muy poco.
La cifra
12,48 es la cantidad, reflejada en millones de euros, que ingresará el Athletic en sus arcas tras haber finalizado la liga en octava posición, la misma en la que arrancó la última jornada del campeonato. De haber sido séptimo, puesto que ha ocupado finalmente Osasuna, el club bilbaino habría recibido 17, 83 kilos.
Claro que la no consecución del objetivo, marcado al inicio del curso de manera conjunta por el presidente, Jon Uriarte, el entrenador, Ernesto Valverde, y el capitán, Iker Muniain, no atiende a lo acontecido en la última jornada, a la que el Athletic llegó con opciones, sí, pero con la dificultad que entraña no depender de uno mismo. Esta se explica por los muchos errores propios, concentrados la mayoría de ellos en el último tramo de la temporada, cuando el Athletic ha desperdiciado, una tras otra, hasta cuatro ocasiones para hacer suya la séptima posición. Su balance en los últimos ocho partidos es paupérrimo: solo cinco puntos de 24 posibles, incluida una derrota en San Mamés ante el Elche, desahuciado semanas atrás.
El desarrollo de la temporada, con una notable bajada en el rendimiento y en los resultados desde la finalización del Mundial, a cuyo arranque llegó el Athletic en cuarta posición, bien merece una reflexión, profunda, y mucho de autocrítica. De lo contrario, el equipo corre el peligro de hacer norma no jugar en Europa en otros tantos años. Por si fuera poco, pierde al que era el líder de la defensa, un Iñigo Martínez que jugará en el Barcelona la próxima temporada. Precisamente el club que, en función de lo que decida la UEFA a raíz del caso Negreira, podría abrirles la puerta de Europa. Caprichos del destino.
Por lo pronto, el curso que ha tocado ya a su fin deja un dato revelador, y es que únicamente han debutado dos cachorros con el primer equipo. A saber, Aitor Paredes y Malcom Adu Ares, lo que significa el peor registro desde 1985, cuando únicamente debutó Txirri.