Vivimos rodeados de tecnologías que nos facilitan el día a día. ¿Qué nos pasaría si no las tuviéramos a nuestro alcance?
De hecho, lo cuento en el libro. Hay una parte que es más científica, pero otra es novelada. Un androide que sobrevive en una central geotérmica en Islandia cuenta que la humanidad se ha extinguido en el 2046, que se extinguió porque hubo un gran apagón como consecuencia de una tormenta solar y nos quedamos sin electricidad. Y al quedarnos sin electricidad, nos fuimos. Porque no podemos sobrevivir, por desgracia. Dependemos demasiado de la tecnología y no se puede sobrevivir sin electricidad. Evidentemente, en el campo se puede, pero las consecuencias de un apagón eléctrico significaría que las centrales nucleares colapsarían, significaría que no tendríamos abastecimiento de agua, etc. Claro que puedes vivir sin electricidad, pero a día de hoy, tal y como está planteada la civilización, prácticamente nos extinguiríamos. Pero espero que no ocurra.
Por supuesto que no. Pero, ¿cree que las nuevas generaciones somos realmente conscientes de las implicaciones que tiene este hipotético hecho, el de quedarnos sin electricidad, sin tecnologías, etc.?
Creo que no, porque las nuevas generaciones habéis vivido siempre inmersas en tecnologías. Cuando yo era pequeño no había internet, aunque sí que es cierto que teníamos luz y era maravilloso, y televisión incluso. Pero a día de hoy creo que es muy difícil que alguien que sea joven se plantee qué significaría vivir sin internet, o sin Netflix, o sin las comodidades que tenemos ahora. Sin un microondas, sin una vitrocerámica... Han pasado tantas cosas en 30-40 años... Lo único que le digo a los chavales es que intenten depender lo menos posible de las tecnologías, y que salgan al campo, que abracen a sus amigos. Pero de forma real, no con un like en Instagram.
En Lo que sueñan los androides aborda otra catástrofe. La de quedarnos sin datos en el móvil, que cuando pasa....
(Risas) Me pasa a mí de hecho. Digo esto, pero yo soy dependiente absolutamente de la tecnología a día de hoy. Mi trabajo se basa en eso, y mi ocio también. Sin electricidad tampoco podría vivir. Ese nivel de dependencia que hemos adquirido a mí me preocupa un poco. Sobre todo porque nos roba mucho tiempo para hacer otras cosas y socializar más.
En este libro dibuja además la historia desde el descubrimiento del fuego hasta nuestros días, con smartphones, ordenadores... ¿Cómo hemos pasado de descubrir el fuego a crear smartphones?
Es algo que me fascina. Tiene que ver sobre todo con la curiosidad innata que tiene el ser humano. Ya no el fuego, sino un anzuelo o una aguja de coser -que se hacían con huesos-, o un arco y unas flechas, en aquel momento nos dio un montón de oportunidades de hacer las cosas diferentes y de mejorar como especie. Esa curiosidad por intentar siempre hacer algo más, y la capacidad que tenemos de comunicarnos y de trabajar en equipo, me fascina. Cómo trabajamos en equipo para conseguirlo. Además, en los últimos cien o doscientos años, porque el capitalismo está ahí y porque interesa mucho que surjan avances científicos y que otros no surjan, y ese afán por consumir, producir, generar... evidentemente hace que la rueda vaya mucho más rápido. En los últimos 30 años el salto exponencial que hemos dado solamente en lo que se refiere a los ordenadores ha sido increíble. Pues eso, yo no tenía internet de pequeño y mira ahora.
¿Se queda con algo del libro que atesore con especial cariño?
Me enamora el simple proceso de escribirlo, porque me tengo que documentar sobre un montón de cosas que no sé, y a veces me sorprendo aprendiendo cosas que evidentemente no sabía, y cualquiera de los datos que pueda haber encontrado, y la parte en la que novelo un poco. Todo lo que sea aprender me fascina.