“Cambiar el mundo mediante la empatía”. Ese es el pensamiento fundamental del nuevo libro de Juana Cortés (Hondarribia, 1966), Lebab. El efecto luciérnaga, escrito a cuatro manos junto a su compañero Luis Amavisca.
En un mundo en el que la existencia del alma y la reencarnación han sido demostradas científicamente, los miembros de la organización Lebab intentarán cambiar el orden social a través de la empatía, aunque para ello tengan que enfrentarse a los más poderosos.
La novelista y escritora de relatos hondarribitarra vuelve a las andadas con “una novela de acción y thriller que tiene tintes de ciencia ficción y un trasfondo muy humanista”.
¿Qué le inspiró para convertirse en escritora?
Desde pequeña había querido escribir, era una gran lectora e imaginaba que si para mí eso ya era una experiencia maravillosa, escribir lo era todavía más. Tenía mucha necesidad de crear historias y de desarrollarme como escritora. Esa atracción por la literaturas es algo que me viene de la infancia.
Teniendo en cuenta la trama de la novela, ¿cree verdaderamente en la existencia del alma y en la reencarnación?
Yo no soy creyente de casi nada. No me lo considero, pero sí es verdad que como escritora tengo tendencia a encontrar toda aquella parte más irracional en las personas que alimenta muchísimo la literatura. Ya sean los sueños, los deseos, todo lo que es inconsciente, y en este caso, las almas son algo muy relacionado con vidas pasadas, y todo eso es muy literario. Sí que siento atracción hacia todos esos temas, pero nunca como una creencia.
Con esta narrativa tan distópica, ¿cómo ha sido el proceso de investigación?
Ha sido un viaje en el que cada uno de los autores ha aportado algo. Luis tiene sus creencias diferentes a las mías, entonces los dos hemos creado a esos personajes y esos encuentros. En la literatura habitual y en la vida hablamos de muerte, de duelo, pero en Lebab pasamos a lo que habría después. Hablamos de un viaje mental, emocional, en el que vuelves a encontrarte con alguien que ya no es esa persona pero sí lo es su alma. Ponernos en esa situación ha sido algo muy curioso, describir lo que para nosotros era algo nuevo que no habíamos visto en otros libros y películas. Pensar y explicar personajes a través de vidas pasadas, aprender de lo que sería el viaje del alma, Lebab nos ha aportado cómo entrar en otra dimensión fuera de lo que son las novelas que yo había escrito hasta ahora.
¿Cómo cree que reaccionaría la sociedad a un descubrimiento como este?
Yo creo que sería un salto tan brutal en la forma de pensar que conllevaría cambios brutales también. Tanto en los movimientos religiosos como políticos, habría gente en contra y a favor. Los seres humanos somos seres complejos y yo creo que eso dispararía muchísimas cosas, sería algo alucinante a nivel de cambio. Ahora, ¿hacía dónde? Pues no lo sé, porque según los avances idealistas de Lebab todo sería un mundo mejor y más empático, pero yo tengo muchas dudas sobre eso. El ser humano es capaz de hacer cosas maravillosas, pero también cosas terribles. ¿Seríamos capaces de aprovechar lo bueno de las cosas, o como muchas otras veces entraríamos en conflicto con nosotros mismos?
¿Qué espera que los lectores saquen de esta lectura?
Espero que cada uno lo interprete a su manera. A mí las lecturas moralizantes no me gustan. Yo lanzo una piedra y al que le caiga que reaccione. Abro puertas, abro ventanas, digo, sugiero, cuento y ya cada uno...Yo no soy nadie para decir. Aparte, una de las partes más bonitas de la literatura es eso, o del arte en general, que el que la recibe, en este caso el lector, haga su trabajo. Que se lo lleve al campo o lo tire a la basura, que haga lo que quiera, pero frente a todo, tengo muchísimo respecto por el lector. Mi trabajo como escritora yo creo que es hacer una literatura que diga algo, por lo menos que me diga algo a mí. Y luego, cada lector recibe algo diferente, esa es la gran magia de la literatura.