“Yo ya estoy emancipada, ¿pero la gente que está viviendo en casa de sus padres?”. El azar no ha mediado para que Andrea del Valle, bilbaina de 26 años, sea una de las elegidas para vivir en la promoción de 120 VPO que se está construyendo en Zorrotzaurre. Desde las 10.00 de la mañana los 2.461 aspirantes inscritos en Etxebide seguían un sorteo ante notario que ha sido imposible de visionar en directo. La avalancha de usuarios que se han conectado antes de la hora fijada ha provocado el colapso del servidor del Gobierno vasco. No ha sido hasta después de finalizado el sorteo cuando Andrea ha comprobado, en diferido, que no era una de las elegidas. Ni ella ni su pareja, que también se había inscrito. “Qué rabia, con la lista de espera que hay es imposible”, lamenta esta joven periodista.
Tan puntual como un reloj suizo, Andrea del Valle esperaba a las 10.00 frente a su portátil para ver el sorteo por streaming. “No funcionaba. Empezaba a retransmitirse pero se paraba continuamente. He hablado con varias personas que estábamos apuntadas y nadie lo podía ver”, relata esta bilbaina, quien reconoce que no haberlo podido ver al momento ha restado cierta emoción al sorteo, que se ha colgado a través de un vídeo en la plataforma de Irekia cuando ha finalizado. “Para cuando lo he visto ya sabía que no me había tocado, a ninguno de los que conozco, de hecho, porque una amiga que lo ha visto antes me lo ha comentado”, ha explicado Andrea sobre la grabación en la que se enunciaban los nombres de los 120 afortunados.
Las posibilidades eran reducidas, pero bastante más amplias que en un sorteo de lotería: una entre veinte. En el caso de Andrea, además, esa probabilidad se doblaba. Ya que su pareja, Borja López, también estaba apuntada. “Éramos muchas personas para solo 120 viviendas”, considera la joven sobre la adjudicación que ha sido conducida por el director general de Visesa, Carlos Quindós, y la notaria María Concepción Granados. El número aleatorio elegido digitalmente ha sido el 785, al que se le tiene que sumar el aleatorio manual de un 8. Las viviendas se han adjudicado a partir del 793 mientras que la lista de espera comienza en el 908. “Yo tengo a partir del 1.500. ¿Tanto como 600 personas van a decir que no? Es la esperanza que te queda”, afirma Andrea, quien reconoce que es casi imposible.
El acceso a estos pisos era aún más codiciado teniendo en cuenta que estos tres bloques, junto a la clínica de IMQ y el puente de Frank Ghery, contaban con viviendas que partían desde los 141.600 euros hasta los 190.400 euros, con IVA incluido. “Eran las últimas VPO que se repartían por sorteo”, aclara esta joven sobre un modus operandi que las administraciones públicas acordaron dejar de lado en 2020, cuando modificaron la Ley vasca de Vivienda a favor de ampliar el parque público con viviendas en régimen de alquiler.
“Teníamos en mente que si no nos tocaba intentaríamos acceder a una VPO tasada. Si Jaureguizar saca una promoción, casi que mejor: no pasas por un sorteo y puedes elegir tú la casa”, explica Andrea, que cuenta con la ventaja de que vive de alquiler y, dentro de lo que cabe, puede permitirse esperar. “Estamos en un piso que es de mi suegro y le pagamos un alquiler de 400 euros por una vivienda en el centro de Portugalete, donde los alquileres son de más de 700 euros”, añade la periodista, quien evidencia que el problema de la emancipación para los jóvenes es la pescadilla que se muerde la cola: “Si te vas de alquiler, empiezas a ahorrar menos, y si tienes que pagar una entrada para un piso... Es complicado”.
Lo mismo evidencia Irune Villamayor, inscrita en el sorteo con el número 153, muy lejos de los agraciados. “Estaba apuntada hace mucho tiempo”, explica esta bilbaina de 26 años que aún vive con sus padres. “No tengo hijos por lo que no tengo una prisa extrema; seguiré esperando si sale algo interesante”, indica la joven que está interesada en zonas concretas. “No me planteo ir a Berango, por ejemplo, que es donde están construyendo mucho ahora mismo”, asevera Irune. “De vez en cuando también miro pisos libres”, añade esta bilbaina que entró en el mundo laboral “bastante pronto”, tras finalizar un grado superior. “Llevo seis años trabajados, pero lo que he podido ahorrar es suficiente para presentarte como solicitante de vivienda en Etxebide, pero para pagar la entrada de un piso libre necesitas comprarlo con alguien, sino es prohibitivo. Es algo que me preocupa”, reconoce.