No hacemos ningún spoiler si decimos que en Memento Mori, serie que adapta la novela del mismo título perteneciente a la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne del escritor César Pérez Gellida, sabemos desde el principio quién es el asesino. Este es, de hecho, su elemento diferenciador con respecto a otros títulos del género. “Nos centramos en entender por qué está haciendo lo que está haciendo”, afirma Ricardo Carbonero, director de contenidos de Amazon Prime Video, plataforma que estrena hoy la serie.
Este thriller comienza con la aparición de una joven asesinada a la que han arrancado los párpados, a orillas del río Pisuerga, en Valladolid. El inspector Sancho (Francisco Ortiz; ¡García!, El secreto de Puente Viejo) presagia una cadena de hoimicidios, y con el apoyo de Carapocha (Juan Echanove; Desaparecidos), uno de los mayores expertos en asesinos en serie, sigue el rastro de Augusto (Yon González; El internado, Las chicas del cable), un sociópata que “comete crímenes con banda sonora y firma los cuerpos de sus víctimas con poemas”, recoge la sinopsis oficial.
La música tiene, en efecto, un peso importante en la serie. Temas de Héroes del Silencio o Love of Lesbian aparecen en la serie, al igual que en la novela. Y hay momentos destacados, como cuando Augusto interpreta Bravo, de Enrique Bunbury y Nacho Vegas. Una idea que partió del propio Yon González.
“Como trabajé el personaje desde la obsesión, me ponía el tema de 8 a 16 horas de forma constante para crear atmósfera y es tan fuerte lo que dice la letra que me dije que molaría contarlo desde el lugar en el que él se siente por el trauma”, afirma el actor de Bergara.
Atracción por el mal
Memento Mori también aborda los malos tratos infantiles, los traumas y los límites de la libertad, con su consiguiente conflicto moral. “Mi personaje es un niño maltratado que se crea un universo en soledad durante mucho tiempo que hace que ese camino sea su vida. Es un tipo hecho a sí mismo gracias a las torturas de su madre”, cuenta González.
Su compañero de reparto Francisco Ortiz comparte la idea y reflexiona que “a todos nos interesa conocer mucho el límite del ser humano y el asesinato es el límite universal: unos matan, otros cazan, otros destruyen, pero todos terminamos haciendo un daño en serie”.
Y César Pérez Gellida, autor de la novela original, insiste en que “nos interesa mucho comprender el mal, por eso nos atrae tanto el mal. somos capaces de entender los actos bondadosos pero, en nuestra cabeza, nos resulta difícil entender por qué la gente tiene una conducta que se sale de lo habitual. Por eso nos gusta el true crime, porque son historias reales”.