Ninguno de ellos ha nacido en Zarautz. Ni siquiera en Gipuzkoa o en Euskadi, pero todos ellos se sientes vascos y, sobre todo, zarauztarras. El Gobierno Vasco reconoce este domingo las buenas prácticas en materia de integración e inclusión social de cinco colectivos de Zarautz con motivo del Día Internacional de la Persona Migrante, poniendo, así, el foco en todas aquellas personas que, viniendo de fuera, son “parte de nuestra comunidad”, enriqueciéndola y haciéndola más amplia.
Ángela Marte lleva más años viviendo en Zarautz que en su República Dominicana natal. Llegó a Gipuzkoa hace 24 años, sin conocer nada de Euskadi y sin saber ni una sola palabra de euskera. Ahora, en cambio, es una zarauztarra más, ama de dos niñas, y está a punto de sacarse el EGA. “Fallo en el idazmena, se me atraganta, pero estoy ahí ahí”, cuenta entre risas esta dominicana que empezó a estudiar euskera hace diez años al ver que no podía ayudar a sus hijas con los deberes. “Al principio, iba a donde la vecina a que me echara una mano, pero vi la necesidad de aprenderlo yo también, así que me puse a ello”, relata.
“ Si la gente ve que te esfuerzas por aprender el idioma se alegran. Hay que adaptarse al lugar ”
Ángela Marte - Dominicana que ha aprendido euskera
No puede estar más orgullosa de haber tomado esta decisión, ya que, como explica, aprender euskera le ha abierto nuevas puertas a la integración. “Si la gente ve que te has esforzado por aprender el idioma se alegran. No es algo que se esperan, porque la mayoría de los que vienen no quieren aprenderlo”, apunta, al tiempo que señala que, en su opinión, “hay que adaptarse al lugar y no que el lugar se adapte a ti”.
Ella será hoy una de las representantes de uno de los colectivos de personas que reconocerá el Gobierno Vasco, el de lingüística, enfocado en todos aquellos migrantes que han aprendido euskera. Gustavo Cancino, por su parte, lo hará en representación de la hostelería. Este argentino llegó a Zarautz en 2002 sin conocer “nada de Euskadi, ni del idioma, ni de su cultura ni de su gastronomía”. Lo hizo tras un viaje por varios países de Europa y con la esperanza de poder quedarse aquí: “Cuando vi cómo se vivía aquí quise venir”.
“ Estoy encantado en Euskadi. No volvería a Argentina ni aunque me pagasen el doble ”
Gustavo Cancino - Argentino dueño de un bar
Lo consiguió con un permiso de 30 días, prorrogables solo si conseguía un empleo. Al segundo día de su llegada a Gipuzkoa ya lo tenía como fregaplatos en un restaurante. “Entré ahí sin saber hacer una tortilla de patatas y ahora tengo un bar con mi esposa”, cuenta con una sonrisa. En este primer contacto con la hostelería –“En Argentina era militar, así que ya ves qué cambio”, apunta–, comenzó a aprender a cocinar. De allí pasó a tener un restaurante propio y desde hace siete años es dueño del bar Toki Ona. “Estoy encantado. Tengo dos niños que han nacido aquí, una mujer vasca y un negocio propio. No volvería a Argentina ni aunque me pagasen el doble”, afirma.
“Dicen que los vascos son muy cerrados, pero yo tengo el recuerdo de haberme integrado muy bien. Aunque también eran otros tiempos. Cuando llegué a Zarautz solo éramos cuatro argentinos”, rememora, al tiempo que asegura que “si se viene a trabajar te tratan muy bien. Te reciben con los brazos abiertos”.
“La forma de ser aquí no tiene nada que ver”
Además de la hostelería, si hay un sector en Euskadi marcado por contar con trabajadores de fuera es el de los cuidados. El acto también se acordará de ellos con un reconocimiento a todos aquellos migrantes que se dedican a esta labor. “Solo hace falta darse un paseo por cualquier municipio para ver que de cada diez cuidadoras, solo una es de aquí”, comenta Karina Purisaca.
Nacida en Perú, Karina llegó a Zarautz hace un año para cuidar de una persona mayor tras pasar un par de meses en Barcelona. “La forma de ser aquí no tiene nada que ver. Antes de venir conocía Madrid y Barcelona e imaginaba que habría otros pueblos, pero no sabía nada de Euskadi. Pensaba que sería todo lo mismo y aquí cada lugar tiene su gobierno y está separado”, recuerda.
“ Tengo trabajo, he empezado un curso y soy voluntaria en un centro de día. Estoy encantada ”
Karina Purisaca - Peruana, cuidadora
Esta realidad ha sido una grata sorpresa para ella, en buena parte gracias a una familia que la ha acogido como a una más. “No voy solo a cuidar a alguien. Tomo parte en las decisiones familiares y estoy muy agradecida por ello”, explica esta mujer que se siente “integrada del todo”. “Tengo un trabajo, he empezado a estudiar un curso de cuidados y soy voluntaria en un centro de día. Hasta he empezado a aprender algunas palabras en euskera”, ríe, asegurando estar “encantada” en Euskadi.
Karina se subirá al escenario del Modelo Aretoa en representación de todas las cuidadoras migrantes. A estos tres colectivos se sumarán niños y adolescentes en delegación de la infancia migrante y miembros de la asociación Zarauztik mundura. Será durante una jornada de celebración llena de música y que culminará con el paso del testigo a Bilbao, donde se llevará a cabo el mismo reconocimiento a su comunidad migrante el próximo año.