Los pastores Florencio y Ramón Etxebarria, el niño Jesús Urutxurtu, el labrador Esteban Astondoa, Benito Atutxa, párroco de Zeanuri, el baserritarra y concejal nacionalista León Zuluaga y el franciscano Vicente Ocerinjauregui, cuyo cadáver aún no se ha encontrado. Son los siete vecinos de Zeanuri que, tal día como ayer, pero de hace ya 85 años, fallecieron dramáticamente a causa de la sinrazón de los dos bandos enfrentados en la contienda civil.
La del 7 de abril de 1937 fue, sin duda, una jornada negra en la historia de una pequeña y tranquila localidad arratiana que, sin embargo, sufrió las consecuencias de su cercanía al frente estacionado tanto en Legutiano-Barazar como en el Gorbea. El recuerdo del drama y dolor vividos en aquellas fechas sigue muy presente entre la población, tanto que este 10 de abril, Domingo de Ramos, la iglesia de Andra Mari de Zeanuri "recordará a estas siete víctimas del odio y de la violencia descontrolada en la misa de las 11.30 horas junto al relato de la pasión de Jesús que será representado por los niños, chavales y jóvenes de la parroquia", anuncia Jose Mari Kortazar, párroco de Arratia.
Ambos bandos implicados
El relato de los luctuosos sucesos de aquel 7 de abril hechos tiene a autores de los hechos a ambos bandos. Y es que fue una compañía de republicanos asturianos, de filiación comunista, en retirada ante el fracaso de la ofensiva del frente de Legutiano-Barazar la que acabó con la vida del párroco don Benito Atutxa Agirrelezeaga –propulsor de la ampliación de la ermita de Igiriñao, en el Gorbea– y de su sobrino León Zuluaga, concejal nacionalista del Ayuntamiento de Zeanuri. Dejaron sus cuerpos tirados en la plaza, pero su rastro de sangre había comenzado antes ya que mientras bajaban el puerto de Barazar en desbandada, entraron en dos caseríos contiguos de Beretxikorta y asesinaron a los pastores Florencio Etxebarria y Ramón Etxebarria, y a sus perros.
Otra de las víctimas que dejaron los asturianos en su huida fue el franciscano Vicente Ocerinjauregui Uria. Nacido en el caserío Goikiri de Zeanuri el 1 de octubre de 1899, se encontraba en un baserri del barrio de Altzua cuando, según cuentan, los milicianos lo sacaron de casa y nunca más se encontró su cuerpo.
No fueron los únicos muertos o desaparecidos en Zeanuri en aquella trágica jornada del 7 de abril. El bombardeo de los nacionales contra una batería artillera situada en el barrio de Zulaibar provocó la muerte del agricultor Esteban Astondoa, en ese mismo barrio de la localidad, y del inocente joven de 18 años y carpintero Jesús Urutxurtu, en la plaza del pueblo.