La imagen es muy representativa. Dice que Zubieta está en la cumbre. Mikel Oyarzabal dirigiéndose a los medios. A su lado, Antoine Griezmann, abrazando la Copa, no pierde detalle de la intervención del eibartarra. Uno con 24 años, el otro con 30. Los dos, con un vínculo en común: Zubieta. No hace mucho tiempo esta fotografía sería impensable, pero hoy es el día en el que la cantera de la Real Sociedad ha tomado el mando. Y lo ha hecho a lo grande, mostrando al mundo su potencial. Su máximo exponente en estos momentos es Oyarzabal. Antes que él, lo fue Antoine Griezmann.
El de Macon no atraviesa por su mejor momento. Sin embargo, su peso en la selección francesa es indiscutible. Con les bleus lo ha ganado casi todo. El domingo sumó un nuevo trofeo a su ya de por sí extenso palmarés con la conquista de la Nations League. Antes ya había saboreado la gloria con el Mundial de Rusia de 2018 y el segundo puesto en la Eurocopa de 2016, torneo del que acabó siendo el máximo goleador y nombrado mejor jugador. Desde su salida de la Real Sociedad, en el verano de 2014, Griezmann no ha hecho otra cosa que crecer, mostrándose, eso sí, muy agradecido a la entidad que preside Jokin Aperribay. De hecho, sus primeras palabras como jugador del Barcelona fueron hacia la Real: "Primero, agradecer a la Real Sociedad y a Aperribay, el presi, que me regaló mi primer contrato profesional y a todos los entrenadores que tuve en la cantera y en el primer equipo".
Han pasado ya siete años desde que el francés abandonara la disciplina de la Real, en cuyas arcas ha dejado la friolera de 54 millones de euros, los 30 que abonó el Atlético en 2014 correspondientes a su cláusula de rescisión y los 24 que percibió el club txuri-urdin, referentes al 20% de los 120 que abonó por él el Barça.
La Real apostó por Griezmann con tan solo trece años, cuando varios clubs franceses le habían rechazado por bajito. Llegó de la mano de Eric Olhats, su principal valedor. El de Macon no terminaba de despuntar en las categorías inferiores, pero su historia cambió en el verano de 2009. Una lesión de Bingen Erdozia hizo que Martín Lasarte le llamara para el primer partido de la pretemporada del primer equipo, contra el Anaitasuna en Azkoitia. Se estrenó con dos goles en 45 minutos. De ese tren no se bajó hasta clasificarse para la Champions League con la Real, en la que anotó 52 goles en 202 encuentros oficiales durante cinco brillantes temporadas.
Mikel coge el testigo El testigo de Antoine Griezmann lo ha cogido otro futbolista zurdo de nombre Mikel y apellido Oyarzabal. El ahora capitán tenía 17 años cuando el de Macon fichó por el Atlético de Madrid. No hubo que esperar mucho tiempo para verle debutar con el primer equipo. Fue un 25 de octubre de 2015 en el Ciutat de Valencia. Jugó los últimos seis minutos de aquel encuentro ante el Levante. Fue el inicio de una meteórica carrera que le ha convertido, a sus 24 años en el 10 y capitán de su Real Sociedad y en un futbolista importante dentro de la selección como lo dice el hecho de ser titular en la fase final de la Nations League, siendo el autor del tanto de España en la final ante Francia y en la que le faltó muy poco para llevar el encuentro a la prórroga. Lo impidió Hugo Lloris con una excelente parada. No hay que olvidar además que fue pieza fundamental para que España llegara a la final en los Juegos Olímpicos de Tokio, y que tuvo un papel fundamental en la pasada Eurocopa. Oyarzabal, con la Real ya ha marcado la friolera de 70 goles en los 249 partidos que ha jugado. El sábado igualará a Carlos Vela. Es el vigésimo máximo anotador de la historia del club y todo hace indicar que esta misma campaña, si no pasa nada raro superará los 74 goles de Xabi Prieto y los 75 de Imanol Agirretxe. De hecho, si marcara nueve más, alcanzaría a una leyenda de esta institución como Jesús Mari Zamora.