Las sillas de Zubileta Eskola tienen pelotas de tenis al final de sus patas para que no hagan ruido al arrastrarse. En el patio, jóvenes alumnos se comunican en lengua de signos: unos tienen dificultades para oír y otros no. Allí, cada profesor tiene dos nombres: uno con letras y otro, con un signo. Zubileta es un colegio público de Getxo plurilingüe: el euskera es el vehículo de educación principal, pero también hay protagonismo para castellano, inglés y lengua de signos. Sí, esta última está a la altura de las demás. Con naturalidad, como un idioma más desde hace 21 años, pero, sobre todo, como lengua que conjuga verbos como integrar, normalizar, ayudar, respetar… y que descarta todos aquellos como excluir, estigmatizar o rechazar. Este curso, el centro tiene ocho alumnos con discapacidad auditiva que se encuentran en las aulas que les corresponde por edad –uno en la de 5 años; otro está en primero de Primaria, tres en segundo y otros tres en tercero–. La profe da la clase y la pedagoga terapeuta (P. T.), a su lado, también.
Gorren Taldekatzea articula toda esta educación. El equipo está formado por Idurre Tejelo, Ane Ría, Maider Mugarza y la logopeda Patricia López; todos profesionales con conocimientos específicos ante la sordera. Es la única escuela de la comarca de estas características. De hecho, solo hay tres del Departamento de Educación del Gobierno vasco en Bizkaia; los otros son el colegio público de Basurto y el de San Francisco de Bermeo. Después, en el caso de Getxo, estos alumnos continúan su formación con lengua de signos en el instituto Julio Caro Baroja, gracias a Mireia Artabe, Jon Castro y Vanesa Valladolid. “En el colegio se trabaja la lengua oral y la lengua de signos, que es un idioma como tal, como el inglés, el castellano o el chino. Se adapta el currículo ordinario de clase a la lengua de signos y, encima, en euskera”, enfatiza Idurre. “Hay niños con audífonos o con implantes que también en determinadas situaciones están sin aparatos o bien, se pueden romper, estar sin baterías… y su lengua vehicular también es la de signos”, aclara esta maestra en pedagogía terapéutica.
Integración
La clave de Zubileta es que los niños con discapacidad auditiva están en las mismas clases que los demás, reciben los mismos conocimientos y el nivel de exigencia es el mismo, evidentemente. Desde los 2 años hasta los 12, todo el alumnado convive a la par, lo que favorece, sin duda, la inclusión. “Todos se muestran interesados y te dicen que han visto en la tele lengua de signos o a una cantante que la utiliza…”, apunta Idurre. Y claro, muchos, aunque oigan, aprenden este medio de comunicación. “Tanto en Infantil como en Primaria, es un recurso para desarrollar el lenguaje; por ejemplo, los pequeños oyentes cuando aprenden los colores en euskera, aprenden también sus signos y se apoyan en ellos para expresarse; es un idioma que trabajamos con todos”, indica Idurre. Luego sí hay momentos que los niños sordos trabajan de tú a tú con la logopeda. “Intentamos que todos los recursos que hay en el centro tengan lengua de signos: ahora, el vídeo de Olentzero, por ejemplo, y para todas las demás celebraciones”, puntualiza Patricia. “Aquí todo el mundo está implicado: las del comedor, el personal de limpieza, el conserje… Todos tienen un mínimo de conocimientos de lengua de signos”, señala Idurre.
Zubileta recibe una subvención del Ayuntamiento de Getxo. “Gracias a ello y a la colaboración de la AMPA, podemos hacer un montón de actividades. La implicación de los padres y madres, en especial de los que tienen a hijos con discapacidad auditiva, es absoluta”, destacan estas mujeres. “Este proyecto sigue en pie gracias a la colaboración de las familias”, agradecen.
El dato
El equipo
Profesionales El equipo educativo para alumnado con discapacidad auditiva de Zubileta está compuesto por Idurre Tejelo, Ane Ría, Maider Mugarza y Patricia López; todos con conocimientos específicos de lengua de signos. En el instituto Julio Caro Baroja, están Mireia Artabe, Jon Castro y Vanesa Valladolid.